Spiritfarer es un juego sobre la muerte, pero de una manera diferente a la mayoría de los videojuegos. La muerte no llega con la punta de una bala, con números que se acumulan en un marcador. No es un punto de reinicio, con una pérdida de tiempo y progreso, como si te hubieras quedado sin vida calculada limpiamente en un contador que corre en segundo plano.
Muchos videojuegos representan la muerte de esta manera. Representan la pérdida -las victorias y las derrotas-, pero casi nunca abordan el tema de forma realista.
La muerte es natural. Es inevitable e ineludible. También es aplastante, aterradora y compleja.
Puedo entender por qué la mayoría de los desarrolladores de videojuegos deciden no abordar estas realidades: un juego de disparos en primera persona sería un juego totalmente diferente si los cuerpos no desaparecieran simplemente en el éter a medida que se acumulan más y más.
Ahora está Spiritfarer, un juego sobre la muerte y el duelo, un tema con el que el desarrollador Thunder Lotus Games se dirigió a lo largo de su desarrollo y comercialización: «un acogedor juego de gestión sobre la muerte».
Spiritfarer se basa en la mitología griega clásica: la historia del río Estigia, una vía de agua que se dice que es un camino entre la Tierra y el más allá. En el mito, los espíritus son transportados por Caronte, el barquero, a través del río y hacia el inframundo, pagando el pasaje con una ficha.
Spiritfarer sigue de cerca esta historia, ya que Stella y su gato Daffodil toman el relevo de Caronte. Stella es la viajera de los espíritus y capitanea una gran embarcación para llevar a los muertos a lo que sea que venga después.
El acto de morir, que a menudo vemos en los videojuegos, es menos importante que lo que ocurre después de la muerte en esta historia.
El juego comienza cuando Caronte se retira, y Stella acaba de empezar a desempeñar su papel. Ella viaja entre las islas del mundo Spiritfarer, encontrándose con espíritus que están atascados y necesitan ayuda para seguir adelante.
La mayoría de los personajes del barco, recogidos a lo largo del mundo acuático del juego, son amigos y familiares de Stella. Algunos no lo son, pero cada uno tiene algo que necesita, algo que Stella debe proporcionar. Su barco, grande pero inicialmente sencillo, es su forma de hacerlo.
Spiritfarer se basa en la mitología griega clásica: la historia del río Estigia
El barco se hace más grande y complejo con cada pasajero que sube a bordo, ya sea porque se ha añadido un huerto para cultivar verduras para un espíritu vegetariano, o porque se ha mejorado la cocina para crear comidas elaboradas para pasajeros exigentes.
Estas adiciones, que incluyen huertos y una enorme trituradora para moler cosas hasta convertirlas en polvo, se apilan precariamente unas sobre otras, un lento juego de Tetris, a medida que las formas se vuelven más complejas y difíciles de encajar en el espacio limitado de la nave.
Aquí es donde entra la «acogedora gestión» de «un acogedor juego de gestión sobre la muerte». Los recursos recogidos por todo el mundo se llevan de vuelta al barco y se procesan a través de estas adiciones al barco, ya sea convirtiendo el azúcar y la harina en un pastel, o aplanando el vidrio en láminas.
Los elementos de gestión del juego, aunque repetitivos y sencillos, se convierten en esenciales porque son actos de cuidado: el alivio que Stella puede proporcionar a los muertos mientras se dirigen a la Everdoor, el portal a la otra vida.
No es del todo diferente a cómo se gestiona una isla en Animal Crossing: New Horizons, acumulando poco a poco los materiales necesarios para atender tu creación.
Pero en Spiritfarer, el núcleo es la acción de viajar a las islas para recoger recursos y luego cosecharlos para convertirlos en algo utilizable. Stella controla el barco a través de un mapa en el timón, pero no es necesario que los jugadores lo guíen por el mundo.
Una vez fijado un punto de ruta, el barco se dirige por sí mismo en esa dirección, encontrando a veces sorpresas -como un naufragio con tesoros- por el camino.
La obra puede parecer mundana y repetitiva, pero el papel del espiritista, que cuida de estas personas en su muerte, da profundidad a cada acción. Cuando Stella llega a su destino, puede subirse a un bote para llegar a las islas, que varían en lo que ofrecen.
Algunas tienen rompecabezas que se aprenden más adelante en el juego, mientras que otras sólo son necesarias para recoger materiales. Hay árboles que hay que talar, que se utilizan más tarde para crear tablones necesarios en la construcción de estructuras.
Spiritfarer es un juego sobre la muerte, pero de una manera diferente a la mayoría de los videojuegos
En otras zonas hay mercaderes que venden semillas, como el algodón o el girasol, que se pueden tejer en lino o triturar en aceite para freír, respectivamente.
Spiritfarer funciona porque todo el juego gira en torno a la creación de estas conexiones con los personajes, todos ellos personas complejas con historias enmarañadas. Y ninguno de los espíritus es puramente bueno o malo; algunos son personas que dejan un desastre para que los demás se enfrenten a él.
A veces están enfadados, con Stella o con otros en el barco. Son desafiantes en formas que no he visto a menudo en los videojuegos.
Sin embargo, la inversión en estos personajes es lo que hace que los mecanismos rutinarios del juego de Spiritfarer merezcan la pena, porque esas conexiones se producen de forma orgánica.
Cada vez que se extrae un recurso o se sirve una comida, se aprende algo sobre los espíritus del barco. Sus historias se desarrollan a medida que se les atiende. A veces, esto significa preparar la comida favorita de un espíritu.
A Atul, el difunto tío de Stella que aparece como una rana, le encantan las chuletas de cerdo y el pollo frito.
El proceso de adquisición de estas cosas requiere múltiples viajes a varias islas, en busca de vendedores que vendan cada uno de estos productos cárnicos.
Y luego está el aceite, necesario para freír el pollo, que debe obtenerse de las semillas de girasol cultivadas en las flores del jardín, que se trituran para obtener un aceite. Estas comidas tienen recuerdos para Atul, y le ayudan a seguir adelante.
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